La Librería

Pequeños retales de literatura

jueves, marzo 20, 2014

Y así llegamos a la primavera

La primavera trompetera ya llegó, y a mi me pilla de muy buen humooor. Para celebrarlo algo de música de tierras andaluzas, pero no será Los delinqüentes sino más bien El arrebato. Esta canción que me gusta:



Por cierto ayer fui al cine a ver la película de los 8 apellidos vascos, (o más o menos lo que está dispuesto a hacer un sevillano perdido en las vascongadas, para conseguir el amor de su vida). Y sí, puedo decir que me estuve riendo durante casi toda la película, por algo la sala estaba completamente llena.

La tercera opción que ha estado a punto de saltar a mi blog, pero que al final ha caído de la lista, era esa que dice: “Tú que eres tan guapa y tan lista tu que te mereces un príncipe, un dentista” de La Cabra Mecánica, aunque solo sea como homenaje a la pasta que me he gastado yo en los/las sacamuelas (unas más guapas que otras, pero todas siempre muy simpáticas, eso sí).

Ah! Y metidos ya de lleno en este baúl desastre que parece que va a ser este post, aprovecho para colgar una foto que me hice el otro día (y sí, haciendo un poco el imbécil, y sucumbiendo a la moda de los selfies). Me tapo la cabeza... porque como tampoco puedo presumir mucho de larga cabellera, pues pá qué. En realidad, la idea era taparme también la cara en plan kale borroka, pero al final he desistido, porque repensándomelo yo mismo y mi circunstancia, he imaginado que nadie entendería mi muy especial sentido del humor.

Yo

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martes, marzo 18, 2014

¿Hacen mal los muertos en volver?

Comentaba en el post anterior la situación en la que Rosario Sánchez Mora, "la dinamitera" tras la guerra civil encontraba a su desaparecido marido casado de nuevo con una mujer y con dos hijos, este caso me hace acordarme –y me sirve de pie- para comentar el relato de Honoré de Balzac titulado El coronel Chabert. ¿Y qué le sucede al pobre coronel Chabert? Vayamos a un pequeño diálogo del relato que lo resume todo:

—Caballero, le dijo Derville, ¿á quién tengo el honor de hablar?
—Al coronel Chabert.
—¿A cuál?
—Al que murió en Eylau, respondió el anciano
.

Chabert es un coronel a las órdenes de Napoleón, que lucha en la dura batalla de Eylau contra las tropas imperiales rusas. En un ataque de la caballería francesa dirigido por él consigue partir en dos a las tropas rusas; sin embargo en la carga el coronel es herido gravemente en la cabeza y cae medio muerto junto a su caballo, mientras el resto de la caballería le pasa por encima. En el fragor de la batalla es dado por muerto, y como su corazón apenas late y él permanece inconsciente, su cuerpo es confundido con un cadáver, y amontonado junto al resto de finados en una de las fosas donde lo medio entierran. Por suerte el coronel no queda del todo sepultado, y cuando cobra algo de consciencia consigue pedir ayuda a unos campesinos que contemplan los despojos que quedan después de la gran batalla.

Pero las heridas que ha sufrido Chabert son tan graves que restará muy malherido durante muchos meses, en un estado delirante sin recordar quién es. Y cuando al fin recupera la consciencia, nadie le cree cuando afirma ser el ya dado por muerto coronel Chabert, así que como único premio a su heroico valor en la carga que da a los franceses la victoria, es que le recluyan en distintas instituciones psiquiátricas como si de un loco cualquiera se tratase.

Coronel Chabert

De tal manera que tarda nada más y nada menos que diez años en retornar a su ciudad de origen: París, pero aún así no tiene demasiados medios para conseguir ser reconocido por su identidad verdadera, ya que no tiene familiares directos (salvo su mujer y ella no está por la labor de reconocerle). El rostro del coronel ha envejecido mucho durante estos años de exilio, y ha quedado también alterado por la enorme cicatriz que le cruza la cabeza, además su voz también ha cambiado debido al periodo de enfermedad que ha sufrido. Y para colmo su mujer se ha vuelto a casar durante este tiempo de ausencia con el conde Ferraud, y fruto de esta unión tiene también dos nuevos hijos –igualito que el marido de la dinamitera-, y ella a riesgo de ser acusada de bigamia y perder la pensión que le fue otorgada por el Emperador, niega que el Coronel Chabert sea realmente quién dice ser, y por el contrario le trata de mendigo loco.

Por suerte cuando el coronel vuelve a París consigue al menos el apoyo de un procurador que acaba creyendo su historia, y que está dispuesto para luchar por la restitución de la identidad de Chabert, pero éste al final en un gesto muy propio de Balzac que se movía muchas veces entre el amor y el odio hacia las mujeres, hace que su causa se venga al traste cuando la propia condesa en una conversación privada entre los separados cónyuges, manipula al coronel pidiéndole que por el amor que éste aún le tiene, renuncie sus derechos perdidos, y se resigne a vivir el resto de su vida sin su verdadero nombre, condición que el valeroso coronel Chabert acaba aceptando, renunciando a su venganza.

Dejando al margen la cuestión de la maldad de la condesa, la visión de la bigamia que plantea Balzac, hoy desde luego quedaría disculpada, ya que mientras Balzac lo plantea como un motivo deshonroso hacia ella, hoy veríamos más a esa esposa como desgraciada víctima de un entuerto que otra cosa (casos parecidos los he visto en películas como Naúfrago o Pearl Harbor y en ambos casos ellas quedan como víctimas que por las circunstancias han quedado entre medias de dos aguas y tienen que elegir -por poner un símil marítimo acorde-).

Es divertido cuando varios pasantes a los que Chabert confía su caso, se ríen de la situación de bigamia de la condesa comentando: “He ahí una mujer que puede ir los días pares a casa del conde Ferraud y los impares a casa del conde Chabert” (y da la casualidad que este comentario me ha hecho recordar que estos días debido a la contaminación de París, esta ciudad ha restringido según días pares o impares el uso de las correspondientes matrículas. Veo a Balzac como un precursor en el uso de los pares y nones!)

Y respondiendo al título, hay un momento que el pobre Chabert le pregunta a la condesa en un gesto que denota su fatalidad y su resignación: “¿Hacen mal los muertos en volver?”. Pues desde luego a veces parece que es un incordio, y si no que se lo digan a los que ya han visto esa espectacular serie francesa que es Les Revenants (a la cual creo que le dedicaré mi siguiente post).

Conclusión: los muertos que vuelven después de muchos años de ausencia y que afectaron a sus parejas en cuestiones amorosas, no esperen encontrar a sus enamorados recogiendo del suelo aún los pedazos de sus corazones rotos, ya que la vida siempre sigue hacia adelante y la gente tiene la sana costumbre de intentar recomponer de alguna manera sus corazones rotos y antes o después acaban encontrando nuevos amores. Aunque las cicatrices perduren. Encontrar un final adecuado para estas relaciones a tres bandas que el destino provoca, suele ser complicado. Si tuviera que elegir un final me quedaría con el de Naúfrago de Robert Zemeckis, ya que es un final abierto que deja a un Tom Hanks algo triste pero comprensivo con su amor perdido, y me gusta especialmente la última escena en la que él se dirige al rancho de una mujer a la que acaba de conocer en un cruce, ya que se acaba de dar cuenta que ella es la propietaria del rancho al que se dirigía. Sin duda, creo que es uno de los mejores finales para una película dramática que recuerdo.

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sábado, marzo 08, 2014

Rosario Sánchez Mora, "la dinamitera"

Hoy día Internacional de la Mujer voy a hablar un poco de una mujer, cuya historia leí hace unos días, y quedé bastante impresionado por el valor de ella frente a todos los obstáculos que le puso delante la vida.

Rosario Sánchez Mora, huérfana de madre, con dieciséis años acude a Madrid junto a los vecinos que se habían encargado de cuidarla. Al año de estar allí, estalla la guerra civil, y ella se incorpora a las Milicias Obreras del Quinto Regimiento; es enviada al frente para combatir las tropas del general Mola. Ella tiene por entonces diecisiete años.

ladinamitera

Combatirá en primera línea teniendo como arma un mosquetón de siete kilos y las pocas nociones militares que le pudieron impartir desde las trincheras (en la foto es la segunda por la derecha).

Una vez estabilizado el frente con las tropas rebeldes es destinada a la sección de dinamiteros, pero poco después sufre un accidente con un cartucho de dinamita y acaba perdiendo la mano derecha.

Dicen que Ortega y Gasset fue a visitarla mientras se recuperaba, y fue Miguel Hernández la que la inmortalizó componiendo el poema que lleva su nombre (aquí se puede leer entero y aquí está musicado por Vicente Monera).

¡Bien conoció el enemigo
la mano de esta doncella,
que hoy no es mano porque de ella,
que ni un solo dedo agita,
se prendó la dinamita
y la convirtió en estrella!

Enseguida que sus heridas curaron, Rosario volvió al frente, primero trabajando en la centralita de comunicaciones, y meses después como jefa de carteros, con la categoría de sargento.

Pero la vida continuaba, y entre balas y muertos tuvo tiempo de vivir un breve amor, que se desarrolló principalmente mediante cartas. El 12 de septiembre de 1937, contrajo matrimonio civil con Francisco Burcet Lucini, sargento de la Sección de Muleros, y en su pequeña luna de miel quedó embarazada; despidiéndose poco después porque su reciente marido era enviado al frente de Teruel.

ladinamitera

Tras la batalla del Ebro dejó de recibir cartas de su marido Paco. Y derrotada la República huye con su padre hacia Alicante para intentar huir de España en barco, dejando su bebé a cargo de la segunda esposa de su padre.

En Alicante ambos son capturados junto a otros quince mil soldados republicanos por las tropas franquistas. Su padre es inmediatamente fusilado, y ella es condenada a treinta años de prisión; de los cuales cumplirá tres, hasta que el gobierno de Franco decreta la amnistía a muchos de los presos, debido a la masificación que había en las cárceles (se da la casualidad que es liberada justo el mismo día que el poeta Miguel Hernández que la había convertido en poema muere en una cárcel de Alicante).

Condenada a no poder volver a pisar el suelo de Madrid, ella se salta la prohibición para poder ir a recoger a su hija. Y desde allí también hará las pesquisas para descubrir la suerte de su marido, al que finalmente descubre casado con otra mujer y con dos hijos (el régimen franquista había anulado los matrimonios civiles que por tanto no se habían hecho por la iglesia).

Rosario encontró de nuevo el amor, y se volvió a casar, teniendo una nueva hija, pero tampoco tuvo demasiada suerte esta vez, porque después de dos años se separó de su segundo marido.

Con su esfuerzo y trabajo sacó adelante a sus dos hijas, e incluso con los años llegó a montar un estanco en Madrid. Entrevistada ya anciana, declaró: “Mi lucha, mereció la pena".

Murió el 17 de abril de 2008.

Para saber más sobre la vida de esta luchadora se puede mirar la biografía escrita por Carlos Fonseca.

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domingo, marzo 02, 2014

El desfile de los rinocerontes lunares

”Cada día lunar (cada uno de los cuales dura 28 días terrestres), pasa una nueva caravana de rinocerontes lunares que migra hacia el Oriente. Para ello, deberá atravesar el lado oscuro. Se perderá cruzando el Terminador (frontera entre los lados luminoso y oscuro) y estos animales no volverán a ser vistos por ningún otro habitante del satélite. Nadie sabe adónde termina su largo viaje. Mientras permanecen en el lado luminoso, los campesinos usan a los rinocerontes lunares como animales de carga. Luego los dejan libres para que vuelvan junto a sus manadas. La ruta de los rinocerontes se encuentra a unos 35 kilómetros del cráter Kurchatov. Todos los trabajadores de la Biblioteca nos reunimos para verlos pasar. Cuando cruzan, podemos ver sus gruesas pieles cubiertas de polvo plateado.”

Rinocerontes1

Este texto sale de la mano de la escritora-artista Belén Gache (su blog personal es Caramelos Violetas), imagino que desconocida para la mayoría del mundo, pero también apreciada por unos cuantos como yo (solo hace unos meses que la descubrí y ya me siento devoto de todos los proyectos que ha ideado, y de los que afortunadamente suele haber un rastro electrónico por la red).

Belén Gache, es una experta en lo que podríamos denominar como literatura expandida, que viene a ser toda aquella literatura que sale un poco del formato libro de papel; de hecho fue gracias a su libro Escrituras Nómades –todo un ensayo sobre este asunto- el que me llevó a investigar sobre sus trabajos.

El texto que he puesto forma parte de una historia que Gache va colgando en la red en uno de sus numerosos blogs. No sé si ya habrá escrito el final o es puro work in progress, pero después de leerlo, me he quedado con las ganas de saber el final de una más que interesante historia de bibliotecarios lunares.

El resto de entradas sobre esta historia se pueden leer aquí: Rebelión en los campos de corazones.

Ah, que ustedes les parece poco creíble hablar de manadas de rinocerontes correteando por la luna. Bueh, quizás entonces es que les falte un poquito de imaginación. Pero yo les invito a abrir su mente (be water my friend)

Rinocerontes2

La imagen forma parte de una campaña de la WWF, organización que lucha por la conservación de la naturaleza.

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