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Pequeños retales de literatura

martes, noviembre 25, 2014

Cadena de favores

Y así pasan los días… (y yo, yo desesperado. Y tú, tú contestando. Quizás, quizás). Hay varias cosas de las que se me ocurre que podrían servirme para montar un post, pero la premisa es tender el andamiaje de un post rápido y sencillo, antes de que caigan más días en la cuenta de los deberes de este blog, porque aunque quiero postear algo, la verdad es que tengo un montón de cosas pendientes, y no quiero perder demasiado tiempo por aquí.

Así que como quien no quiere la cosa se me ocurre poner en la palestra algunos casos de generosidad humana de los que últimamente he oído que se han mencionado en los medios de comunicación. El primer caso que menciono es el de los jugadores del Rayo Vallecano que según parece se han conchabado (“conchabar” suele implicar amoralidad o ilegalidad, pero alguna razón me parece correcto en éste uso, quizás porque el gesto de estos jugadores es de hecho ir a contracorriente en la sociedad egoísta en la que parece que estamos abocados a vivir) para pagar el alquiler de una anciana de 85 años, que acaba de ser desahuciada por el impago de una deuda, al avalar a su hijo con su casa en un préstamo. De entrada este desahucio me parece de una crueldad inhumana, y me cuesta entender que el demandante de la deuda o incluso el juez, no se hayan apiadado un poco de esta mujer, para al menos encontrar algún tipo de solución intermedia. Y no hablo ahora de solucionar todo el tema de los desahucios que son todos duros y todos esconden situaciones familiares dramáticas, pero las características particulares de este caso lo hacen mucho más sangrante a mi sensibilidad.

Siempre me parece digna de alabar la generosidad humana, por ejemplo últimamente he oído el caso de la duquesa de Alba, que tras su muerte, se ha mencionado en su epitafio detalles como su generosidad en el mecenazgo y sus contribuciones para la conservación de determinados edificios históricos. Y ya me parece bien esos gestos, pero también es verdad que cuando se tiene tanto –su nombre creo que salía en la lista de los poseedores de las diez riquezas más importantes de España- resulta más fácil desprenderse de un poco de lo que se tiene (algo así he oído también del dinero que Cristiano Ronaldo dona a alguna ONG con la que colabora, y al que a veces se le ha mencionado como ejemplo de solidaridad). Pero bueno, siempre serán mejor y digno de elogio la labor de estos ricos -que sea para tranquilizar sus conciencias, o sea por el motivo que sea-, están dispuestos a dar una parte de su dinero a los que lo necesitan; o al menos mucho mejor que otros ricos que sencillamente se dedican a amasar sus fortuna sin ninguna voluntad de desprenderse aunque sea de alguna migaja monetaria para ayudar a alguien que lo necesite.

Pero dicho esto, el gesto de verdad interesante y digno de elogio sin duda es el de gente como los jugadores del rayo vallecano, por aquello de que su comportamiento cuando no se tiene tanto dinero implica un mayor compromiso con el deseo de cambiar la sociedad (algo parecido al Yes We Can que tan bien le fue a la campaña electoral de Obama).

Sin ser yo muy religioso he buscado la parábola bíblica correspondiente: Marcos 12:41-44 (La ofrenda de la viuda)

"Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento."

A lo que me refiero, es aquello de intentar quitar un puñado de arena de un desierto, un gesto que individualmente parece inútil, pero que puede modificar hasta una geografía si esa misma voluntad se va repitiendo por un número considerable de personas (las conductas humanas a veces son impredecibles.. éste video siempre me ha hecho mucha gracia). Y no vale la excusa de que no sirve para nada ese pequeño gesto, porque de entrada ya de por sí sirve para ayudar a otra persona.

Ya ves, me está saliendo uno texto igualito a esos sermones que cuelgan esos pseudopredicadores del cristianismo cibernético que pululan por la red (pero bueno, aunque me encuentro más cerca del agnosticismo que de “otras cosas”, siempre he pensado que si hubiera vivido en la época de los orígenes del cristianismo, pues me hubiera gustado conocer a Jesús si eso hubiera sido posible, y me hubiera bastado que fuese un hombre para intentar aprender de él –sin ninguna necesidad de que se autoproclamara el hijo de Dios ni nada de eso-. Y no sé si me hubiese aventurado a seguirle como hicieron sus discípulos, pero al menos me hubiera encantado poderle ofrecer mi hospitalidad).

Hace poco interesándome sobre el trabajo del bastante desconocido fotógrafo catalán Ricard Terré. Me encontré en una entrevista que explicaba la anécdota del como plasmó una de sus más famosas fotografías: “La niña bizca”.

Ricard Terré
Pero en la entrevista Terré explicaba que la historia de esta fotografía, no había acabado en el mero acto de la captura del “momento”, sino que Ricard Terré… bueh mejor que lo oigan de sus palabras (Entrevista a Ricard Terré). Quizás esta historia no deja de ser más que un milagro del siglo XX.

Hermanos, y ahora sí ya podéis ir en paz… ;)

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